miércoles, 9 de diciembre de 2009







Esta foto es del día de Santiago, este verano. Estuve esperando tres horas en el suelo. Tenia ganas de irme a dormir, pero, derrepente, las agujas del reloj marcaron las doce en punto, pero lo mismo que las marcaron las dejaron pasar y pasar y pasar. A las doce y media empezó a sonar una música algo extraña y aparecieron unas imagenes sobre la fachada de de la catedral.

Yo empecé a abrir más y más los ojos con forme el espectaculo iva avanzando. Duró una hora, pero la más intensa que he vivido jamás, la Plaza del Obradoiro entre llena de gente, fue alucinante.









Esta foto no se ve muy bien, os explico: esto fue el año pasado, un viernes por la tarde, cuando baje con mis amigos al centro y nos enteramos que aquella tarde hiba a haber nieve artificial, fue muy divertido y la primera vez que vi nieve, aunque fuese de mentira.











Con nuestras manos, que son las herramientas de cada día, y el esfuerzo de cada uno podemos hacer cualquier cosa que nos propongamos.

Pero ¿qué pasa si falta uno de los dos? Si falta la herramienta se puede reemplazar, pero, si lo que falta es el sentimiento, lo dejamos de lado y miramos hacía otro lado, sin opensar en las consecuencias.